La historia puede considerarse como una fabula, o una metáfora, o un cuento: Un vagabundo llega a una ciudad donde la violencia es algo rutinario y la gente es asesinada, violada y agredida brutalmente en plena calle, a plena luz del día, y nadie hace nada ya que la ciudad es reinada por un anciano súper poderoso e influyente llamado Drake, quien es el que comete la mayoría de estos crímenes. Tan solo al comienzo, cuando el vagabundo recién llega, Drake le arranca la cabeza a su propio hermano alfrente de toda la gente, como si fuera un espectáculo. La gente, intimidada por este hombre, no hace nada más que seguirle la corriente y aplaudir. El vagabundo solo observa asombrado.
Su primer acto heroico es salvar a la prostituta mencionada arriba, quien es atacada por uno de los hijos de Drake. Lo golpea inconsciente y lo entrega a la policía solo para terminar siendo torturado ya que la misma policía trabaja para Drake. Mientras camina completamente herido por las calles se vuelve a topar con Abby, quien en agradecimiento lo deja dormir en su casa, y aquí surge una amistad que crece durante el transcurso del filme, “Hace mucho que no duermo en una cama” le dice el vagabundo, y analizando este comentario me doy cuenta que es una realidad dolorosa. Otros momentos que son igualmente dolorosos son en los que el vagabundo observa en varias ocasiones un corta céspedes electico como un niño viendo los juguetes a través del aparador. Cuando finalmente obtiene el dinero para comprarlo (para trabajar, obviamente) se lleva a cabo un asalto en la tienda y decide actuar al respecto comprando un rifle a cambio, y después de detener este crimen se convierte en el Hobo with a shoutgun, héroe local que desafía a Drake y decide por si mismo traer paz y justicia a la ciudad.
Hay mucha creatividad en el filme, pero no de la que usualmente se glorifica. Mientras que los momentos entre él y Abby son cálidos y serenos, el resto del filme contiene suficiente gore para incomodar a muchos espectadores. Pero es increíble la manera en como el director James Eisener pone las cartas sobre la mesa desde el comienzo y nos dice que tipo de filme estamos por ver y que es lo que debemos esperar, haciendo que nosotros lo aceptemos tal y como es. A tal grado que cuando a uno de los personajes se le rebana la mano en pedazos, dejando su hueso de fuera, y el personaje lo usa como cuchillo para defenderse a si mismo, lo vemos como algo razonable dentro del bizarro universo que se nos ha creado frente a nosotros.
Y en el centro de todo esta el vagabundo, quien sueña y anhela con traer paz a la ciudad y vivir en paz con Abby (No hay una relación sexual entre ellos, sino una relación de padre e hija), quien quiere lo mismo que él, y curiosamente nosotros también. Tal vez comencé a ver el filme sin esperar sentir nada por nadie por el tipo de filme que es, y quedé sorprendido con los detalles que le invierte a su protagonista.
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