Southwestern College, y en general la escuela en E.U. nunca me llamó la atención. Tal vez al principio pero después me desinteresó conforme pasaron los años. Nunca me dieron ganas de socializar como para contactarlos aun fuera de la escuela, y en las clases no me importaba sacar buenas calificaciones, solamente con que las pasara. Que causaba todo esto? Muchas cosas. Una de ellas era que, debido a mi chamba, me veía forzado a agarrar clases de noche, y no es como la UABC que aún hay mucha gente presente a esas horas, sino se convertía en una solitaria y tétrica área en donde lo único que escuchabas eran tus pasos al caminar. Otra era que comencé a estudiar mientras comenzaba mi relación con mí ahora esposa, y como han de saber, los primeros meses de noviazgo quieres estar todo el tiempo con ella, y en ese aspecto la escuela realmente me impedía mucho y se convirtió en un estorbo. Y la más obvia fue que me daba “homesick”, a pesar de que Southwestern College se encuentra en Chula Vista, aun sentía como si estuviera cientos de millas lejos de mi querida ciudad natal. Durante un semestre me tocó una clase en un área de la escuela en donde había un panorama enorme y a lo lejos se veía Tijuana. Cuando esperábamos a que llegara el maestro nomás me quedaba viendo a lo lejos, como si no fuera volver pronto.