Me encanta cuando
los personajes en un filme hacen lo que tienen que hacer, lo que creen que es
correcto y necesario para lograr lo que quieren. Por supuesto, no hay un filme
en el que los personajes no hagan eso, pero en la mayoría no hacen sentido sus
actos para lograrlo. Otra película como esta que me viene a la mente es “The
Wrestler” de Aronofsky, aquella película en la que el protagonista mira una
foto en su refrigerador y sabemos que está pensando, y sabemos por qué
reacciona cómo reacciona sin que diga nada. “Los Hamsters” es así en cierta
forma. No es tan profunda como aquel otro filme ya que son cuatro protagonistas
en vez de uno, pero aun así no sale nada de fuera alterando o complicando la
vida de estos, sino todo viene desde ellos mismos.
Esta es la opera
prima de Gil González, cineasta tijuanense que desde el 2007 ha sido estudiante
del CCC en el DF. En sus proyectos más serios se ha enfocado primordialmente en
los conflictos que surgen dentro del círculo familiar. Recientemente esta
nominado al Ariel por su cortometraje documental llamado
"Conversaciones de un Matrimonio" el cual habla de una temática
similar al mostrar a una pareja hablar de sus perspectivas sobre el matrimonio y el amor. Esta es una temática que siempre abarca en
sus proyectos como una versión tijuanense de
Jim Sheridian, así que no es sorpresa que su primer
largometraje de ficción trate sobre eso mismo al seguir a una familia, y en el
transcurso vemos cuáles son sus inquietudes y conflictos que les impide
convivir entre ellos mismos. Otro proyecto que me viene a la mente ya que tiene
muchas similaridades con este es “Temporada de Patos” de Fernando Embicke, un
proyecto que inspiró tanto a Gil que su primer cortometraje llamado “Un Pinche
Topo” parece ser una versión corta de ese filme (De echo lo apodaron “Temporada
de Topos”). Igual en este nuevo toma un acercamiento similar al seguir a sus
personajes durante el transcurso de un día en los que muestran y enfrentan sus
problemas, y si no los resuelven mínimo los identifican y aceptan. Si vieron
aquel filme pueden darse una idea de cómo es este, excepto que, me atrevo a
decir, que este es mil veces más entretenido y nos mete mucho más en la
historia que nos está contando. Lo fascinante es que en ningún momento parece
en querer esforzarse para causar su impacto, todo parece naturalmente desenvolverse
de manera espontánea sin ninguna manipulación.
Al igual que
“Temporada…” es muy minimalista lo que pasa literal y físicamente en pantalla,
mientras que en la cabeza de los personajes se lleva a cabo la mayor parte de
la acción ya que constantemente se encuentran pensando, analizando y
ocasionalmente actuando ante aquello que los molesta.
En filme se
enfoca en cuatro personajes: El papa, la mama, el hijo y la hija. Cada quien
viviendo en su mundo. A ninguno realmente importándole que le pasa al de a
lado. Con trabajos notan sus presencias.
El papa sale muy temprano a trabajar, solo para revelarnos que en
realidad se encuentra buscando trabajo, lo cual es difícil a su grande edad; La
mamá no parece tener motivación alguna, desahogándolo todo a la hora de ir el
gimnasio, especialmente su frustración por falta de sexo; El hijo descuida la
escuela para enfocarse únicamente en su novia, quien acaba de descubrir estar
embarazada; y la hija igualmente descuida la escuela para irse de pinta,
mientras que al mismo tiempo trata de descubrir sus preferencias sexuales, lo
cual es obvio para nosotros pero no tanto para ella.
Conflictos como
estos no los olvidamos hasta solucionarlos, pero mientras aún son vigentes los
tenemos presentes en todo momento, a toda hora, en todo minuto. Tal es el caso
con esta familia y el filme no acaba cuando los solucionan, solo muestra un día
más mientras ellos lo enfrentan y los sienten cada vez más vividos. Se pudiera
decir que el exclusivo objetivo del filme es solo mostrarnos sus broncas y como
lidian con estos diariamente. La última
escena en la que la familia se une en la cocina para cenar pudiera considerarse
como algo climático, pero solo vimos un día de sus vidas, así que no sabemos si
es así siempre o si hay algo excepcional sobre el hecho de que se sienten todos
en la mesa y finalmente reconozcan que hay más personas viviendo en su casa.
Sin embargo, ese final es sumamente apropiado para un filme que sigue un día
normal en la vida de los personajes ya que lo importante aquí son los detalles
de lo que pasa en sus días, las pequeñas acciones que hacen y que no parecen
decir nada, pero en realidad dicen mucho.
Como todo filme
que sigue a un grupo de personajes de manera individual, uno siempre elige con
cual se identifica más. El que más me gustó a mí en este caso fue el Papá,
interpretado por un actor llamado Angel Norzagaray No he tenido el
placer de haberlo visto actuar en alguna otra cosa, pero aquí interpreta un
hombre tranquilo, tierno, y frustrado que trata de aceptar su realidad de la
manera más comprensible hasta que al final explota no de manera violenta y
excesiva, sino con simplemente no dejar que le cierren la puerta en su cara,
literalmente. Esto no lo convierte necesariamente en un santo, especialmente
cuando le echa la bronca a su esposa de pagarle al jardinero, o cuando empeña
la laptop de su hijo, pero, a diferencia de los demás que se encuentran
lidiando con su incontrolable o indefinible sexualidad, este se enfoca en algo
de mayor importancia, urgencia, y que a final de cuentas les beneficia a todos.
En realidad no
hay mucho más que pueda decir por lo mismo de que todo se desenvuelve a través
de expresiones y gestos en vez de actos y diálogos, solo diré que Gil es de
esos directores que tiene la habilidad de hacer un proyecto entretenido a
través de escenas con un ritmo que requiere de cierta paciencia, lo cual no es común pero muy valioso.