"Retrovisor" fue el mejor proyecto de la localidad
que vi el año pasado, y ahora, casi un año después de haberlo visto por primera
lo vez, lo vuelvo a ver y me atrevo a declarar que es de los mejores que se han
hecho en la localidad. Gran parte tiene que ver con que el director, Claudio
Escobar, no pretende explorar y solucionar los problemas de los personajes en
los veinte minutos de duración del proyecto. Los conflictos emocionales y
traumáticos son tan complejos que requieren mucho más de veinte minutos para
narrarse cinematográficamente hablando. Durante la mayor parte del proyecto
Claudio muestra la situación en la que viven los personajes, de la misma manera
que lo hicieron en el cortometraje "Un Buen Hijo", solo
que, a diferencia de aquel, este acaba con una pisca de esperanza, una diminuta
alteración a la vida agonizante que vive el protagónico, aun dejando abierta la
posibilidad de si realmente los problemas del protagonista se solucionaron o
no.
Cuando lo vi hace un año cometí el error de contar de que
trataba aquí en el blog, pero no sabía que era un error hasta apenas esta vez
que lo volví a ver al lado del Brijandez, quien está por exponer el
cortometraje en un evento de cine local el 29 de este mes. El corto no depende
de twists sorpresivos, pero lo que descubrí al verla junto con otra persona es
que da la idea de que trata de una cosa y pero en realidad trata de otra. Al comenzar parece lidiar con un conflicto
pero a la mitad resulta que trata de otro más complejo. Y es enriquecedor
descubrirlo por uno mismo que leer sobre ello aquí en el blog. Si lo escribí
aquí es porque no lo interpreté de esta forma ya que estaba sorprendido con lo
involucrado que estaba con los personajes y al mismo tiempo estaba fascinado
con los detalles que Claudio usa para mostrar un día común y corriente.
Los protagonistas son interpretados por Paco Mufote y Isabel
Orizaga, quienes han participado juntos en proyectos como
"Sanguijuelas" de Abraham Sánchez, "Yan She: Vol.2" de Alan Marquez, y en el anticipado largometraje llamado
"El Vecino" de Giancarlo Ruiz. Los personajes no hablan mucho en el
corto, pero sus facciones y sus silencios dicen más que suficiente. Paco
interpreta al licenciado que parece tener una depresión matrimonial e Isabel
interpreta a su compañera de trabajo que quiere ayudarlo a superar sus visibles
traumas. Paco es tímido, silencioso,
deprimente, pero no se le va la mano a tal grado de interpretar a su personaje
como un tipo al borde del suicidio, aún parece haber esperanza en sus ojos. Es
por este mismo detalle que su compañera trata de ayudarlo a salir adelante, y
es tan tierna y persuasiva que es frustrante ver al licenciado rechazarla tan
indiscretamente.
La magia de todo está en los detalles, un boleto para un
concierto tiene algo significativo para ambos personajes, y Claudio le da peso
a lo que esto significa, o no significa, para ellos. Manejar por la noche en la ciudad puede
causar un gran impacto para los personajes en base a lo que están enfrentando.
Hablar y socializar con alguien más puede ser lo más doloroso que pudiera uno
hacer cuando se encuentran en el estado del protagónico.
Según tengo entendido que nuestro querido y estimado Gil González
orientó a Claudio para que re-editara el
proyecto y le cortara todas aquellas escenas que no aportaran nada a la trama.
No se que tanto Claudio siguió sus consejos, pero el proyecto incluye este tipo
de escenas, pero a pesar de que no aportan nada a la trama ambientan el mundo
de los personajes y demuestran detalles que caracterizan a estas personas como
personas común y corrientes que bien podríamos vernos a nosotros mismos en su
lugar. Incluso hay una escena entre Paco y uno de esos individuos que limpian
carros en cada alto, y lo que pasa entre ellos no aporta nada a la historia,
pero es algo tan común que es fácil identificarnos en esa situación vergonzosa.
Mientras Mickey y yo veíamos el proyecto podíamos ver que
Claudio es un director que toma el drama en serio y no lo sobre usa o lo
explota como el cine mexicano tiende a hacerlo. Lo que pasa en el corto es
lamentable para el protagonista, pero este mantiene la mente en alto tratando
de lidiar con la realidad de las cosas que se aproximan, pero aun con miedo de
hacerlo. Lo que le pasa es suficiente para dedicarle 20 minutos de nuestras
vidas, y aun así es entendible que la cosa no termine dentro de ese márgen.
Pero más sorprendente es que no vengan cosas de afuera de manera inexplicable
para complicarle la vida, no es necesario, su vida ya está suficientemente
alterada, lo único que hace Claudio es observar como sus personajes hacen lo
mejor de ella.