“Making it in Hollywood” es un documental incluido en el DVD de “Swingers”, el primer largometraje realizado por Doug Liman. ¿Quien es Doug Liman? Pues nada mas ni nada menos que el director de películas como “The Bourne Identity”, “Go”, “Mr and Mrs Smith” y “Jumper”. “Swingers” es una película donde el mundo conoció por primera vez a numerosos talentos; Jon Favreu quien recientemente dirigió “Iron Man”; Jon Livingston quien protagonizó “Office Space” y obtuvo uno de los papeles principales en “Band of Brothers”; y Vince Vaugh quien… bueno, no ocupo decirles todo lo que ha logrado este actor. El documental habla del antes y después de la película, y esta dividido por diferentes segmentes, pero a mí me fascina la parte que cuenta la realización en sí del proyecto:
Antes de “Swingers” nadie era quienes son ahora, todos estaban desempleados, en la quiebra, y con el sueño de sobresalir en Hollywood. Favreu escribió un guión titulado “Swingers” basándolo en su propia experiencia al tratar de superar a la persona que dejó en su ciudad natal al venirse a Hollywood a perseguir su sueño. Tan chistoso era que atrajo la atención de varias personas, incluyendo Raquel Caballes, una productora que les recomendó a Doug Liman para mayor asistencia. Originalmente Favreu la iba dirigir, pero no tenia idea de cómo hacerlo, fue aquí cuando Raquel le dijo que consultara con Doug para que le diera consejos sobre como dirigir, pero tanto le gustó a Liman que decidió ayudar a conseguir patrocinio, aunque sea algo pequeño, y en efecto lo consiguió, pero para hacerlo tenía que ser él quien lo dirigiera.
El documental cuenta todo a detalle a la hora de rodar, como improvisaban, como lograban cosas con la creatividad. La movida más riesgosa fue comenzar el rodaje sin tener un Casino en el cual grabar para una parte importante de la película. Otro detalle que me llamó la atención es sobre la iluminación. El presupuesto que lograron conseguir era de $250,000 dlls. lo cual es muy poco considerando el hecho de que lo grabaron en 35mm y requería diversas locaciones. Dicho presupuesto los forzó a ser creativos en muchos aspectos, pero mi favorito fue el de la iluminación. Siempre he admirado esa película por el hecho de que se siente “muy real”, los personajes salen de party por las noches y hay algo genuino sobre esas escenas que lo hace sentir como un party de verdad. Tal vez esto se debe a la iluminación, no movieron luces de manera drástica, no cargaban con ellos equipo de iluminación, nada de eso, simplemente cambiaron los focos de 45 o 65 watts a 100. Para la escena en un bar compraron unas lámparas de 99 centavos y pusieron una en cada mesa del lugar, y cada una cargaba un foco de 100 watts y con eso lo grabaron.
Sobra decir que sufrieron muchísimo al hacer este proyecto, sobre todo, obviamente, Liman, quien no recuerda haber dormido durante todo el mes que se les había permitido rodar. Algo que me llamó mucho la atención fue que una vez terminando el proyecto y una vez que Miramax se los compró a 5 millones de dólares, el proyecto tuvo mayor éxito cuando salió a video que cuando estuvo en cartelera, aunque ese éxito dependió muchísimo de las críticas positivas que obtuvo mientras estaba en cartelera. Si hubiera salido directo a video no hubiera captado la atención de nadie, o por lo menos no de la manera que lo logró.
Terminando este documental uno no puede evitar pensar en la situación que nos encontramos los realizadores locales. Giancarlo Ruiz me dijo que una productora le dijo, “¿Por que no han hecho un largo aquí en Tijuana?”, lo mismo le pregunte a él tiempo atrás, y tanto él como otras mas personas me comentaron que por cuestiones monetarias. Según me dijeron que el monto básico para hacer un proyecto es de 2 millones de dólares. Ciertamente el cine es un arte caro, y pero al mismo tiempo veo este documental y me pongo a pensar que hay muchas historias que podríamos contar y muchas maneras de manipular el presupuesto. Yo no tengo acceso a los apoyos necesarias para hacer algo así de grande, pero se que hay gente que si, si lo hay, por supuesto que lo hay. Tal vez me escucho algo iluso al sugerir e insistir en algo tan complicado como lo es un largometraje, pero ese es el efecto que este documental nos deja, nos da esperanza, nos dice que si se puede. Espero aquellos que conocen a la gente requerida y tienen acceso a los recursos necesarios pudieran verlo, y me gustaría que el impacto que les dejara fuera el mismo que me deja a mi cada vez que lo veo, y tal vez gracias a eso veríamos el primer largometraje de ficción local desde, hasta donde yo se, “Todos los Viernes son Santos”.
Antes de “Swingers” nadie era quienes son ahora, todos estaban desempleados, en la quiebra, y con el sueño de sobresalir en Hollywood. Favreu escribió un guión titulado “Swingers” basándolo en su propia experiencia al tratar de superar a la persona que dejó en su ciudad natal al venirse a Hollywood a perseguir su sueño. Tan chistoso era que atrajo la atención de varias personas, incluyendo Raquel Caballes, una productora que les recomendó a Doug Liman para mayor asistencia. Originalmente Favreu la iba dirigir, pero no tenia idea de cómo hacerlo, fue aquí cuando Raquel le dijo que consultara con Doug para que le diera consejos sobre como dirigir, pero tanto le gustó a Liman que decidió ayudar a conseguir patrocinio, aunque sea algo pequeño, y en efecto lo consiguió, pero para hacerlo tenía que ser él quien lo dirigiera.
El documental cuenta todo a detalle a la hora de rodar, como improvisaban, como lograban cosas con la creatividad. La movida más riesgosa fue comenzar el rodaje sin tener un Casino en el cual grabar para una parte importante de la película. Otro detalle que me llamó la atención es sobre la iluminación. El presupuesto que lograron conseguir era de $250,000 dlls. lo cual es muy poco considerando el hecho de que lo grabaron en 35mm y requería diversas locaciones. Dicho presupuesto los forzó a ser creativos en muchos aspectos, pero mi favorito fue el de la iluminación. Siempre he admirado esa película por el hecho de que se siente “muy real”, los personajes salen de party por las noches y hay algo genuino sobre esas escenas que lo hace sentir como un party de verdad. Tal vez esto se debe a la iluminación, no movieron luces de manera drástica, no cargaban con ellos equipo de iluminación, nada de eso, simplemente cambiaron los focos de 45 o 65 watts a 100. Para la escena en un bar compraron unas lámparas de 99 centavos y pusieron una en cada mesa del lugar, y cada una cargaba un foco de 100 watts y con eso lo grabaron.
Sobra decir que sufrieron muchísimo al hacer este proyecto, sobre todo, obviamente, Liman, quien no recuerda haber dormido durante todo el mes que se les había permitido rodar. Algo que me llamó mucho la atención fue que una vez terminando el proyecto y una vez que Miramax se los compró a 5 millones de dólares, el proyecto tuvo mayor éxito cuando salió a video que cuando estuvo en cartelera, aunque ese éxito dependió muchísimo de las críticas positivas que obtuvo mientras estaba en cartelera. Si hubiera salido directo a video no hubiera captado la atención de nadie, o por lo menos no de la manera que lo logró.
Terminando este documental uno no puede evitar pensar en la situación que nos encontramos los realizadores locales. Giancarlo Ruiz me dijo que una productora le dijo, “¿Por que no han hecho un largo aquí en Tijuana?”, lo mismo le pregunte a él tiempo atrás, y tanto él como otras mas personas me comentaron que por cuestiones monetarias. Según me dijeron que el monto básico para hacer un proyecto es de 2 millones de dólares. Ciertamente el cine es un arte caro, y pero al mismo tiempo veo este documental y me pongo a pensar que hay muchas historias que podríamos contar y muchas maneras de manipular el presupuesto. Yo no tengo acceso a los apoyos necesarias para hacer algo así de grande, pero se que hay gente que si, si lo hay, por supuesto que lo hay. Tal vez me escucho algo iluso al sugerir e insistir en algo tan complicado como lo es un largometraje, pero ese es el efecto que este documental nos deja, nos da esperanza, nos dice que si se puede. Espero aquellos que conocen a la gente requerida y tienen acceso a los recursos necesarios pudieran verlo, y me gustaría que el impacto que les dejara fuera el mismo que me deja a mi cada vez que lo veo, y tal vez gracias a eso veríamos el primer largometraje de ficción local desde, hasta donde yo se, “Todos los Viernes son Santos”.
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