pasado en la Escuela de Humanidades en la UABC.
El documental “Aristas” es tan personal y tan subjetivo que si me quejara de que no involucra al espectador en la experiencia que tuvo el director sería un error de mi parte. Hay un vínculo entre el director y la ciudad que se proyecta en este trabajo que lo hace sumamente honesto y no requiere de nuestra aceptación para convertirse en algo especial. Mi perspectiva como espectador es la misma que escribió Roger Ebert en su crítica sobre “Gerry” de Gus Van Sant, “The longer the movie ran, the less I liked it and the more I admire it”.
Curioso que haya visto este proyecto seis días después de haber visto “Porfirio y Susana” del Rudo Guevara, los cuales tienen cierta similaridad. Ambos proyectos observan algo de un forma sumamente personal sin contar nada sobre ese “algo”. Ambos proyectos son un manifiesto de buenas tomas y buenos encuadres. Sin embargo, el de Jesús también contiene buen ritmo, buena edición, y buena música. Es como una versión local y minimalista de “Fantasia”. El proyecto en general parece ser una serie de videoclips en los cuales, gracias a la edición, la música y las diversas tomas de la ciudad se mezclan y se convierten en un producto solo.
Jesús Guerra, por si hubiera alguien que no lo sabe, es el director de “Paraonirico” protagonizado por Marcio Moreno, y “Tinta Sobre Tinta”, mi favorito que el haya realizado. El año pasado descubrí un video suyo en youtube en el que mostraba encuadres de la Preparatoria Federal Lázaro Cárdenas que, a nosotros los que pasamos por ahí, nos trae muchos recuerdos nostálgicos.
Lo mismo que hizo con ese video lo hace ahora en “Aristas” solo que en vez de ser una institución solamente es la ciudad completa. Graba en toda parte de la ciudad que se le podría llamar icónica haciendo unos extraordinarios y hermosos encuadres. Pero antes de eso el proyecto comienza con una cita hecha por el mismo Jesús (Que, por cierto, me acaba de decepcionar ver que en el tráiler también aparece esta cita, lo cual le quitaría la magia al proyecto cuando volviera a verlo), y es aquí cuando nos queda claro que Jesús le está haciendo un tributo a la ciudad.
Durante los primeros diez minutos el efecto permanece, y me llego una noción de la emoción que Jesús siente, o sintió, mientras hacia estas tomas. Lamentablemente, el efecto se desvanece después de estos 10 minutos ya que prácticamente se repite lo mismo, y lo mismo, y lo mismo, hasta que veinte minutos después termina, durando un total de 30 minutos.
Cuando el proyecto terminó quede exhausto. Es por esto que no puedo recomendarlo, pero pensándola bien, quien pudiera? Y pensándola mejor, realmente le importaría a Jesus nuestras reacciones, o si pudiéramos recomendarlo? Quien pudiera tolerar ver 30 minutos de encuadres aparte de la persona que los hizo? Hay cierta valentía en este acto, y considerando el tipo de proyecto que es, lo importante no es que no nos haya cautivado hasta el final, sino lo sorprendente que es el hecho de que nos haya involucrado aunque sea por diez minutos.
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