The Pursuit of Happyness ***1/2


Hay momentos en las vidas de todos nosotros en los que nos encontramos sin ningún centavo y muchos gastos. Yo he estado en esa situación, y es atormentante por que la mayor parte del tiempo olvido lo mal que está mi estado económico, pero cuando lo recuerdo siento una pulsada en el estómago tan horrible que casi agarro a besos a mi cheque y descubro que aún estoy vivo. Sobre esto trata "The Pursuit of Happyness" un filme que cuenta la verdadera historia de Chris Gardner, un hombre que durante casi toda la película se encuentra en esta situación y se las maniobra para seguir adelante junto con su hijo de cinco años. Will Smith intepreta a Chris, y si hijo de la vida real llamado Jaden Chistopher Smith intepreta al hijo. La química entre ambos ha sobrellamado la atención de los medios ya que hacen un buen trabajo, pero hasta ahí, no hay nada extraordinario que merezca tanta atención. Lo impresionante del filme es la actuación de Will Smith, ya que no se la pasa diciendo diálogos que mas bien parezcan publicidad del filme ni tampoco hace notable el hecho de que es una estrella hollywoodense intepretando a un personaje verídico. No, Will intepreta a Chris como un hombre común y corriente en una desesperante situación y hace todo lo posible por salir de ella. Se merece la nominación del Oscar. Y sí, Jaden Smith hace un buen trabajo también.

Chris y su esposa Linda (Thandie Newton) invirtieron mucísimo en scaners que para médicos, pero no les va tambien ya que casi todos los doctores no tienen necesidad de esa aparato. Mientras tanto los recibos llegan, y Chris aún no tiene ningún centavo. No ignora el hecho de que tiene que pagar, pero tampoco quiere comentar nada al respecto. Sin embargo Linda se lo restrega en la cara todos los días, para este entonces ha perdido fe en su marido.

Una tarde mientras camina por la calle, con su scanner en la mano, ve como los empleados de una prestigiosa correduría de bolsa salen contentos de ella y se pregunta a sí mismo "Por que no puedo ser yo?". De una forma muy insistente llena una solicitud de empleo y se la entrega personalmente a uno de los ejecutivos llamado Jay Twistle (Brian Howe). Al no recibir una llamada Chris decide nuevamente hablar con Twistle en persona, y después de demostrarle lo bueno que es con números Twistle decide darle una oportunidad. En efecto se la dan, pero tiene que pasar por un largo entrenamiento no pagado, y aún así no es seguro que lo vayan a aceptar oficialmente como empleado de la agencia.

La correduría le da esperanzas, pero no dinero. Es por esto que Linda se cansa de la falta de progreso y decide dejar a Chris y a su hijo e irse a Nueva York.

Chris cae cada vez más en la perdición, en la pobreza, a tal grado que cuando son desalojados de un hotel donde estan temporalmente hospedándose ambos él y su hijo duermen en el suelo de un baño público en la estación del metro.

Debido a que es de esas películas sentimentales donde el personaje es carismático pero con graves problemas sabemos más o menos en que va a terminar, lo prescenciamos desde los primeros veinte minutos, especialmente por que Chris ocasionalmente narra la historia. Pero algo si les digo, no es sentimentalismo barato. Pero que es sentimentalismo barato? muchos extremistas consideran que sentimentalismo barato es cuando es notable que el director nos está mostrando una escena para conmovernos. Yo no diría eso ya que gran parte de las veces los directores logran hacernos llorar, y si lo logran es por que es un sentimiento genuino y auténtico, y me parece injusto que este impacto se le cataloge como algo barato. No, sentimentalismo barato es cuando no solo no logran conmovernos, sino tampoco hacen un honesto esfuerzo para lograrlo. Gabriele Muccino lo logra en "The Pursuit of Happyness", pero parte del crédito se lo debe a Will Smith y al guionista Steve Conrad.

Películas como estas son las que nos recuerdan que debemos mantener la calma y no debemos estallar sin importar las circunstancias, especialmente cuando alguien tan inocente depende de tí, y tu tranquilidad y habilidad por controlarte a tí mismo es lo que a ellos los mantiene, a final de cuentas, felices.

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