Navegando por internet me encontré con esta memorable pieza de “The Last of the Mohicans” de Michael Mann, filme que no he vuelto a ver desde la primera vez que la vi más o menos por 1994. Este tipo de filmes épicos no me gustan, recuerdo que cuando mi papa la trajo a la casa vi la portada y no me interesó, pero a mi hermano Marco sí. Después de haberla visto se me acercó completamente impactado por muchos motivos, pero más que nada por las intensas escenas de acción. La volvió a ver una, y otra, y otra, y otra vez hasta que en una de esas ocasiones entré a verla con él, aunque ya estaba como a la mitad. Debo admitir que yo también quedé impactado igualmente por las escenas de acción y la manera en como los personajes utilizaban las bayonetas, las cuales no solo las utilizaban para disparar, sino las usaban como bats, golpeando a los villanos para desorientarlos y finalmente matarlos ya sea con la misma o con algún machete que tuvieran en mano. Al igual que mi hermano, yo también comencé a verla una, y otra, y otra vez. Tanto me gustó que la “inculqué” a mis compañeros de la escuela, cuando íbamos en 4to año de primaria. Quien vio el filme y con quién podía tener largas conversaciones sobre el filme era con Sergio “Yeyo” Martínez, aunque no creo que se haya traumado tanto como yo. Tiempo después se llegó el 20 de Noviembre, o el 16 de Septiembre, no recuerdo que mes festivo era, pero recuerdo que teníamos que hacer un baile en la escuela en el cual todos los del salón participaríamos, pero solo pocos bailaríamos con pareja. A la hora de hacer la selección, la maestra de baile seleccionaba al azar, y después de elegir a varias parejas me elige a mí. Obviamente me puse sumamente nervioso porque (Gulp!) bailaría con una niña! Y a esa edad, no importa si es mucha o poca la interacción que uno tenga con ella, estas proyectado a un innumerable cantidad de comentarios burlescos y carrilludos por parte de tus amigos. Una vez eligiéndome a mí la maestra mira para ver que niña agarra, “Tu!” veo que apunta, y en eso se levanta mi querida amiga Xenia Rodríguez, quien en aquel entonces era (GULP!) la niña que me gustaba. De todas las niñas tuve que elegirla a ella. Todos los del salón sabían que me gustaba ella, y ya se imaginan la reacción de todo mundo, “Me ha tocado bailar con el diablo” decía yo con la esperanza de desafiar a todos en cuanto mis sentimientos hacia ella, pero nadie se la creía. Después de varias semanas llego el día del baile, llego yo con mi traje de charro, y con un rifle de municiones que tenia. Por alguna razón relacioné a la película con la “época” en la que supuestamente imitaríamos en ese baile, y tan traumado estaba con Mohicans que pensé que surgiría un amorío con mi amigo al estilo Hawkeye (Daniel Day Lewis) y Cora (Madeleine Stowe) o al estilo Uncas (Eric Schweig) o Alice (Jodhi May). Hey! No me juzguen tanto, tenía 10 años y estaba traumatizándome con el cine incontrolablemente.
Ven esta foto de arriba, durante el filme los personajes se recargan de esa manera en sus bayonetas, las cuales están larguísimas. Pues mi rifle me llegaba yo creo a la cintura, pero aun así me recargaba en él con la esperanza, creo yo, de mirarme tan varonil como Day Lewis y conquistar a la muchacha. Al mismo tiempo supongo que me quería ver peligroso, así que hacia una mirada muy similar a la de Alex Delarge en la primer toma de “A Clockwork Orange”.
El baile pasó, y todo siguió igual entre yo y mi amiga, pero vaya que deliré todo el tiempo que practicamos, sintiéndome respaldado por “The Last of the Mohicans”. Pero supongo que mi respuesta después de esto fue la misma cuando Jay intenta algo similar en “Dogma” y no le funciona, “Movies are fucking bullshit”.
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